Hace algunos meses, cuando comenzábamos con la preparación del Concurso Bíblico, el Hno. Marvin Byers nos decía que el comienzo de esto era como el nacimiento de un bebé, como dijo Jesús en Juan 16:21. ¡Cuántos preparativos en anticipación a su llegada al mundo! ¿Y su nacimiento? ¡Agotador! Pero, ¡qué gozo cuando esa vida es traída al mundo! Ese ha sido exactamente nuestro testimonio en estos últimos meses. Cada práctica, cada encuentro, cada preparativo han sido muchas veces agotadores. Pero se empiezan a ver los frutos, y el fluir de nueva vida en todos los involucrados desde el más pequeño hasta el más grande. Tenemos la convicción de que este gozo es sólo el principio de algo hermoso que crecerá con el paso de cada día.

  Hemos recolectado una pequeña muestra de testimonios de personas de distintas edades, de cada una de las categorías del Concurso Bíblico. Nuestro deseo es que esto plante en todos un deseo por dedicar más tiempo a los asuntos del Señor, incluyendo estudiar y memorizar Su Palabra.

  Contó una mamá: “Uno de los muchos testimonios preciosos es de mi hija de cuatro años; ella ya se memorizó Malaquías 1:1-5, y muchos de los versos que su hermano mayor ha aprendido. En nuestros devocionales, para alabar al Señor usa las palabras bíblicas que recuerda. En uno de ellos oí que estaba muy quebrantada diciéndole al Señor que lo invitaba a venir a su corazón. Al darnos cuenta de su confesión de fe, oramos con ella y el Señor llegó de una forma tan especial y la salvó. Vimos cuánto Dios aprecia y toma en cuenta la inversión que hagamos en nuestros hijos.”

  Muchas veces no nos imaginamos el efecto eterno que puede tener el pasar un ratito cada día con nuestros hijos ayudándolos a memorizar y entender las Escrituras. Verdaderamente al hacerlo, ¡los estamos preparando para un encuentro con el Señor!

  Una de nuestras niñas contó de cómo ha visto la gracia abundante del Señor sobre su vida, ya que ha podido memorizar mucho, en períodos cortos de tiempo. Para ella ha sido un milagro, ya que le habían dicho que ella aprende muy lentamente, y que es muy lenta para pensar.

  Cuando nuestra hija de 12 años estaba memorizando Malaquías 2, un día estaba jugando con sus hermanos, pero entró llorando a la casa, y me dijo que tenía que hablar conmigo. Yo me preocupé, porque creo que nunca antes me había dicho tal cosa. En privado, muy quebrantada, me dijo que Dios le había hablado por lo que estaba aprendiendo en Malaquías, que no estaba siguiendo al Señor como debiera. Yo pensé, ¿cómo no está siguiendo al Señor como debiera?; y le pregunté de cuáles versos le había hablado el Señor. Comenzó a citar Malaquías 2:1,2: “Ahora, pues, oh sacerdotes, para vosotros es este mandamiento. Si no oyereis, y si no decidís de corazón dar gloria a mi nombre, ha dicho Jehová de los ejércitos, enviaré maldición sobre vosotros, y maldeciré vuestras bendiciones; y aun las he maldecido, porque no os habéis decidido de corazón.” No hay nada en la vida que valga más que invertir en las vidas de nuestros hijos, preparándolos para un encuentro con el Señor.

   En nuestros hijos adolescentes también se está viendo el fruto de esta inversión. Ellos han estado criando una bandada de gallinas con la idea de vender huevos. Nuestros dos vecinos también tienen gallinas; pero a ellos les ha ido muy mal, pues han perdido muchas gallinas a mano de los perros, halcones, y mapaches. Uno de ellos se quedó con una sola gallina. Cuando vimos eso, y viendo el montón de gallinas que aun teníamos nosotros – ni una sola muerta por perro, halcón o mapache – fue evidente que Dios se ha encargado de nuestra bandada. Vimos con nuestros hijos cómo ellos habían sido fieles en honrar al Señor diezmando y ofrendando de las ganancias muy pequeñas que habían obtenido en la venta de sus huevos, y cómo Dios estaba honrándolos cuidando a su bandada. ¡Y no sólo la cuidaba, sino que en esos días fue como si de los cielos estuvieran lloviendo huevos: de repente había tantos huevos que no sabíamos que hacer!

    Nuestro hijo mayor me recordó de Malaquías 3:10 y comenzó a citar, “Traed todos los diezmos al alfolí y haya alimento en mi casa; y probadme ahora en esto, dice Jehová de los ejércitos, si no os abriré las ventanas de los cielos, y derramare sobre vosotros bendición hasta que sobreabunde.” Claramente, esto era lo que Dios había prometido hacer – derramar una bendición hasta que sobreabundara. También recordamos el siguiente verso: “Reprenderé también por vosotros al devorador, y no os destruirá el fruto de la tierra.”

   Otro pastor les preguntó a dos concursantes adolescentes qué bendición creían que el Concurso Bíblico estaba teniendo en sus vidas. Una señorita respondió: “Al volver a leer los versículos (tratando de memorizar), he visto las cosas desde otra perspectiva. Cuando leía acerca de la Venida del Señor en Mateo 24 un temor y estremecimiento entró en mi corazón, de que yo fuera a estar lista para Su Venida, y me preguntaba: ¿estoy lista para Su Venida? ¡Tengo que conocer más al Señor!”

   Una señorita comparte cómo el Libro de Malaquías afectó fuertemente su vida, cuando memorizó el verso en el que el Señor reprende al pueblo de Israel por ofrecer lo ciego, cojo, y enfermo. Ella sintió que el Señor le preguntaba: “¿Qué clase de ofrenda le estás trayendo a Jehová de los Ejércitos?” Esto hizo que ella escudriñara su propio corazón para ver si le estaba trayendo al Señor lo mejor que tenía para ofrecerle.

    Otro de nuestros adolescentes compartió esto: Inscribirme en el Concurso Bíblico ha sido una gran bendición para mi vida. En estos meses que pasamos memorizando, el Señor ha cambiado la forma en que invierto mi tiempo. Yo estaba atrapado y cegado por algo que le podría parecer inocente a una persona común: juegos de video. Estos juegos consumían la mayoría de mi tiempo y vida. Ahora he entendido verdades bíblicas que nunca había visto, y prefiero encarar la realidad de mi vida eterna, en vez de las imaginaciones creadas por hombres mortales. Guardar la Palabra del Señor realmente ha cambiado mi corazón, y me ha dado consuelo en las promesas de Dios. El atesorar Su Palabra en mi corazón me ha dado algo por lo cual vivir: eso es, conocer a Dios y servirlo.

    Otra señorita dijo que antes de los Concursos Bíblicos ella sólo le hablaba a una persona, y ahora tiene nuevas amistades, y puede hablar con todos en la iglesia. Una adolescente contó que era tan tímida, que no podía conversar con nadie; ahora, el Concurso Bíblico ha transformado su vida. Ella ya no es tímida, y puede platicar con cualquiera.

    Otro adolescente comparte lo siguiente: “¡Esta ha sido la mejor experiencia que he tenido en toda mi vida! El Señor ha cambiado mi actitud, y la forma de ver el plan de Dios para mi vida.”

   Verdaderamente este río de vida en nuestros adolescentes no tiene precio. ¡La Palabra de Dios se está volviendo una realidad para ellos!

   En los concursantes mayores el testimonio ha sido igual de precioso. Una hermana que pasaba por una situación económica difícil compartía lo siguiente: “Me da gozo que la palabra está conmigo a cada momento en mi mente. Cuando no estoy leyendo los versículos, los estoy repitiendo en mi mente. Eso me da gozo y paz. Ayer se arruinó mi carro y está en el taller, pero no me afligí, confío en que Dios nos tiene en Sus manos.”

   Madres con hijos pequeños testifican de haber captado la visión, y corrido, a pesar de tener su tiempo muy limitado. Una madre cuenta que de lo más impresionante es oír que su hija de tres años cita porciones extensas de Malaquías, aprendidas sólo por escuchar a su mamá. Ella sintió que el Señor Mismo le decía: “Este es el pago que Yo te doy, por tu esfuerzo y dedicación.”

   Otra atareada madre cuenta que cuando se inscribió, no sabía cómo le haría; se sentía en desventaja ante otros que tenían más tiempo. Eso la hizo buscar a Dios por gracia para memorizar. Ahora que está tan ocupada memorizando la Palabra, se pregunta: “¿Y en qué usaba todo mi tiempo antes de esto?” Se dio cuenta de que aquello que antes era importante para ella, ya no es tan importante.

   La bendición del Concurso Bíblico ha alcanzado aún a los que forman parte del equipo que ayuda a redactar las preguntas. Cuenta una de ellas: “A pesar de que el inicio es difícil confiamos que la cosecha, especialmente en las vidas de los niños y jóvenes, ¡comprobará que valió la pena! Yo veo con ojos de fe a muchos Timoteos, quien desde niño sabía las Sagradas Escrituras.”

   ¿Qué responderías tú si alguien te preguntara cuál ha sido la mejor experiencia de tu vida? Es dudoso que muchos responderían: “La Memorización de la Biblia”. Estos es algo de lo que Dios ha estado haciendo en Ministerios Hebrón a través de los concursos bíblicos. Sirvan éstos para que el Señor nos dé a todos una visión de lo precioso que es dedicarnos a leer, estudiar y memorizar Su Palabra. Estamos seguros de algo: este esfuerzo tendrá como recompensa un fruto eterno en todos los participantes: concursantes, entrenadores, oficiales y padres de familia.

Rebecca Bustamante

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